El Chueco Romero volvió a manejar un TC y terminó en el podio. Bebo Weimann se quedó con un sabor amargo por el despiste en el TC Mouras, mientras que Otero y Covatti se pusieron la camiseta de Olavarría en el T4000.
Javier Torres
Apareció el sol y el domingo brilló. Nuevamente el Autódromo "Hermanos Emiliozzi" albergó a las categorías formativas de la ACTC (Asociación Corredores Turismo Carretera), que contó además con el Turismo 4000 Argentino y créditos locales. Pero había algo más en el ambiente, el recuerdo del Turismo Carretera a través del Duelo de Estrellas con tres marcas distintas: el Ford campeón de Walter Hernández; el Chevrolet de Juan María Traverso teniendo como único diseño la bandera argentina, conducido por el tandilense Fabián Acuña; más el ídolo José María Romero sobre la Dodge de Hugo Mazzacane.
De a poco el público se acercó. El perímetro de la última curva -bautizada "Oscar Castellano"- como la recta principal hasta la tribuna de cemento mostró autos, camiones y distintos rodados detrás del alambrado. Volvieron los asados y los padres a compartir unas cuantas horas de automovilismo al lado de sus hijos. Pibes y adultos pidieron tener una foto con el "Chueco", se emocionaron al ver los autos girar en una vuelta simbólica, hasta alguno se dejó empapar de burbujas en el podio cuando celebraron los tres históricos del TC.
Cinco categorías, Alejandro Weimann en el TC Mouras en su estreno con Torino, más el juvenil Damián Covatti con Ford y el experimentado Guillermo Otero con Chevrolet, ambos en el T4000, eran los que movilizaban a los de Olavarría. El intendente municipal Ezequiel Galli apareció para apoyar la gestión de Juan Traversa al frente del AMCO (Automóvil Moto Club Olavarría), en un claro gesto que el mundo "tuerca" es parte de lo pasional que tiene el Jefe comunal.
No hubo edad para emocionarse al verlo de nuevo al Chueco Romero de buzo antiflama... acelerando. Y hubo sentimientos encontrados con distintos resultados: primero el plantel de Covatti se lamentó el abandono prematuro de Damián, quien reconoció el error de llegar "pasado" al frenaje de la Horquilla cuando iba camino a cerrar la primera vuelta; como contrapartida, Guillermo Otero se emocionó al obtener un importante octavo puesto que no cansó de dedicárselo a su plantel.
Y no pudo ver la bandera a cuadros Bebo Weimann. Con un Torino armado en pocos días y puesto en pista recién el viernes, transitaba el 8º capítulo del TC Mouras en un esperanzador octavo puesto por delante de Javier Jack y Kevin Candela. Pero ocurrió un imprevisto: despiste en el ingreso a la "Castellano" para quedar el Toro empantanado. Llegó el auxilio y la ilusión se terminó; pero Alejandro no baja los brazos porque la apuesta valió la pena: más allá del abandono logró un estupendo resultado parcial, como para saber que todo lo que se viene en el Laboritto Juniors es muy bueno.
Pasó otro domingo bien "fierrero" en el Autódromo "Hermanos Emiliozzi". La pasión sigue intacta.